June 6, 2022

Mi primer Congreso de la Asociación General

¿El rincón más especial del planeta?

Daniel Bosqued
Photo Credit: Josef Kissinger

Recuerdo el día que leí por primera vez la frase de E. G. White en la que señala que la Asociación General reunida en Asamblea es “la máxima autoridad” sobre la tierra. Más allá de las implicaciones teológicas o eclesiológicas, esa declaración despertó mi curiosidad por el aspecto práctico y experimental que encierra. ¿Cómo ocurre ese proceso a través del cual la voz de Dios se abre paso en medio de este mundo y sigue dirigiendo a un pueblo reunido en Asamblea desde todos los rincones del planeta?

Con esa curiosidad en mente, y sin haber asistido nunca a un Congreso de la Asociación General, hace unos meses recibí la invitación del Dr. Bill Knott para formar parte del equipo de la Adventist Review y contar mi primera experiencia en el Congreso para el mundo hispanohablante, algo que acepté con igual sorpresa, ilusión y humildad. 

Los meses pasaron y finalmente llegó el día. El viaje de los catorce miembros de la delegación española comenzó la madrugada el domingo 5 de junio en el Aeropuerto de Madrid Barajas. Nos reunimos a las 4:00 para tomar un vuelo que saldría a las 6:00 hacia Frankfurt y posteriormente hasta Saint Louis. Nuestro vuelo también transportaba a delegados de varias delegaciones como Italia, Austria, Rumanía o Sudáfrica. 

Nada más llegar a Saint Luis nos dimos cuenta del impacto que un Congreso así tiene en una ciudad. A pesar de ser una sesión “reducida” por la ausencia de Stands de instituciones y visitantes de todos los lugares del mundo, como suele ocurrir en otros años, la numerosa asistencia de visitantes adventistas se notó en las autoridades migratorias del Aeropuerto, que al reconocernos como tales fueron muy cordiales.

Desplazarse en Estados Unidos no es tarea fácil. La única opción con la que contábamos fue un “Uber”. Así conocimos a José, un amable conductor descendiente de inmigrantes que mientras nos trasladaba nos dijo que llevaba varios días transportando a Adventistas al congreso. Mientras avanzábamos por las amplias calles junto al río Mississippi, no pasaron desapercibidas las banderas que la organización desplegó por la ciudad dando la bienvenida a los delegados de la Iglesia. 

Al llegar a nuestro hotel (uno de los muchos totalmente ocupados por delegados), hubo dos cosas que llamaron mi atención: Por un lado, la diversidad de la Iglesia Adventista. Allí se alojaba gente de -literalmente- todo el mundo.  Y por otro, fue inspirador percibir que presidentes, secretarios y tesoreros de múltiples divisiones estaban personalmente involucrados en la recepción y dando la bienvenida a todos los delegados. 

Fue curioso también que todos los alojados, sin importar nuestra tarea o rol nos vimos con necesidades similares, como pude comprobar en el supermercado junto al hotel donde líderes de la iglesia mundial, pastores de experiencia y delegados de todos los rincones del mundo comprábamos comida para los desayunos durante estos días. Creo que compré la última granola que quedaba. 

Hoy lunes 6 de junio de 2022, por fin ha empezado oficialmente la Sesión de la Conferencia general y ha empezado de la mejor forma posible. Durante las casi dos horas de canciones y meditaciones dirigidas por el pastor Mark Finley, Jerry Page (Ministerial de la CG), Dwight Nelson (Pastor de Pioneer Memorial Church, Andrews University) y Barry Black (Capellán del Senado de EE.UU) nos han recordado la clave en la que reside la esencia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día: la necesidad del bautismo diario del Espíritu Santo de cada uno de nosotros. Y es que no hay más secretos. En la medida en la que cada creyente se pone en manos de Dios y pide que el Espíritu Santo guíe su vida, se puede cumplir el deseo divino de guiar a su pueblo en la misión de compartir el evangelio hasta lo último de la tierra. 

Este precioso momento de matutina me ha recordado la frase con la que comencé este artículo. Sin duda Dios se hace presente, especialmente, cuando los representantes de su pueblo se reúnen en Asamblea pidiendo su dirección. A través de la influencia de cada uno de los delegados que pide ser guiado por el Espíritu Santo, Dios se puede abrir paso más allá de las limitaciones, preferencias, prejuicios de cada uno, y puede conformar una comunidad de creyentes especialmente convertida en un instrumento útil en sus manos. 

Para eso se han reunido miles de personas de todo el mundo aquí. Estoy seguro de que lo que ocurra en este rincón del planeta va a ser especial objeto de atención y cuidado por parte de nuestro Padre celestial. Va a ser emocionante durante estos días sentir en primera persona, el valor de formar la familia de la iglesia del mundo que esté orando por la presencia especial del Espíritu de Dios. Será un privilegio que lo que vaya compartiendo en estas líneas sirva para acercar a los lectores la maravillosa experiencia de ser parte de una iglesia mundial.

Es mi oración que Dios se haga presente en este lugar, y pueda definir el rumbo de la Iglesia para los próximos años de acuerdo con Su voluntad. 

Que así sea.

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